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Investigación Holotrópica y Astrología Arquetipal

Artículo escrito por Stanislav Grof, publicado en 2009 en Archai: The Journal for Archetypal Cosmology, volumen 1, número 1, del California Institute for Integral Studies.
Traducido al español por Nicolás Boqué.




Stanislav Grof por Alex Grey

 En este artículo, Stanislav Grof señala la interfaz entre la psicología transpersonal y la perspectiva astrológica, describiendo su colaboración con Richard Tarnas y las conexiones que descubrieron entre los arquetipos planetarios y la psicodinámica del inconsciente. Este estudio inédito presenta la sobresaliente evidencia a favor de la astrología arquetipal, a partir de la investigación de Grof sobre estados de conciencia no-ordinarios durante las últimas cinco décadas.





Las sustancias psicodélicas en general, y el LSD en particular, pueden influir profundamente en el funcionamiento del psiquismo humano. Dependiendo de la personalidad del individuo que las toma y de la configuración del contexto, su efecto puede ser extremadamente benéfico o perjudicial. Dos personas pueden tomar la misma sustancia, la misma dosificación, en la misma locación, y tener experiencias radicalmente diferentes, incluso diametralmente opuestas. Por esta razón, desde el principio de la experimentación con psicodélicos, los investigadores han buscado maneras de predecir qué impacto tendrían estas sustancias en la persona que las toma.
El esfuerzo por descubrir un método de predecir la reacción a los psicodélicos y el resultado terapéutico, era uno de los objetivos de un amplio estudio clínico que nuestro equipo de investigación condujo en el Centro de Investigación Psiquiátrica de Maryland, en los años 1960s y 1970s. Usamos para este propósito una batería de tests psicológicos estándar, incluyendo el Inventario Multidimensional de Personalidad de Minnesota (MMPI), Inventario de Orientación Personal de Shostrom (POI), el test de manchas de Rorschach, nuestro propio Cuestionario de la Experiencia Psicodélica (PEQ), y otros. Esta investigación confirmó mis hallazgos previos en el Instituto de Investigación Psiquiátrica en Praga, Checoslovaquia, y la conclusión extraída de la revisión de la literatura profesional, de que los resultados de las escalas de evaluación desarrolladas y comúnmente utilizadas por la psicología occidental, resultan esencialmente inútiles al respecto de este tema.

Irónicamente, cuando luego de años de frustrante esfuerzo, encontré finalmente una herramienta que hiciera posible esta tarea, resultó ser más controversial que los psicodélicos mismos. Era la astrología, disciplina que, incluso luego de años de estudiar los fenómenos transpersonales, yo mismo tendía a descartar como pseudociencia ridícula. Me di cuenta sin embargo, que la astrología puede ser una herramienta invaluable en el trabajo, tanto con psicodélicos como con otras formas de estados de conciencia no-ordinarios (u “holotrópicos”), así como los inducidos por las poderosas técnicas experimentales de la psicoterapia (terapia primal, renacimiento, y trabajo de respiración holotrópica) o los que ocurren espontáneamente durante crisis psicoespirituales.

El cambio radical en mi actitud hacia la astrología ha sido el resultado de la colaboración con el psicólogo y filósofo Richard Tarnas, amigo cercano y colega. Por más de tres décadas, comenzando en 1976, hemos explorado juntos los correlatos astrológicos de las experiencias místicas, las crisis psicoespirituales, los episodios psicóticos, estados psicodélicos y sesiones de trabajo de respiración holotrópica. Este trabajo ha mostrado que la astrología, en particular el estudio de los tránsitos planetarios, puede predecir e iluminar tanto el contenido arquetípico de estados de conciencia no-ordinarios, como los momentos en que es más probable que ocurra cierto estado en particular. Nuestro estudio sistemático de las correlaciones entre la naturaleza y contenido de los estados holotrópicos y los tránsitos planetarios, me convenció de que una combinación entre terapia experiencial profunda y psicología arquetipal y astrología de los tránsitos, es la estrategia más prometedora para el desarrollo futuro de la psiquiatría y la psicología profunda.

La Astrología y la Ciencia Occidental Moderna
Estoy al tanto de que esta es una afirmación muy fuerte, particularmente a la vista del hecho de que muchos de los científicos de la corriente principal consideran, como yo lo hice, que la astrología es, en principio, incompatible con la visión científica del mundo. Como muchos otros sistemas esotéricos, la astrología fue una de las víctimas del racionalismo y el materialismo de la Revolución Científica. Fue rechazada no sobre la base de la prueba científica de que sus premisas fueran falsas, sino por su incompatibilidad con los supuestos metafísicos fundamentales de la ciencia Occidental, dominada por el materialismo monista. Más específicamente, hay razones numerosas e importantes para que los científicos materialistas hayan desechado a la astrología.
Primero, la ciencia occidental presenta el universo como un enorme sistema impersonal, mecánico e inanimado, una supermáquina que se creó a sí misma y está gobernada por leyes mecánicas naturales. En este contexto, la vida, la conciencia y la inteligencia son vistas como productos más o menos accidentales de la materia. Por el contrario, los supuestos básicos de la astrología son que el cosmos es una creación de una inteligencia superior, basada en un orden más profundo e inconcebiblemente intrincado, que refleja un propósito superior. La perspectiva astrológica refleja muy cercanamente el significado original de la palabra griega Kosmos, que describe el mundo como ordenado inteligiblemente, un sistema con patrones e interconectado coherentemente, con la humanidad como una parte integral del todo. En esta visión, la vida humana no es el resultado de fuerzas aleatorias regidas por el capricho del azar, sino que sigue una trayectoria inteligible que de alguna manera está en sintonía con los movimientos de los cuerpos celestes y puede entonces ser al menos parcialmente intuíble.
Segundo, porque el pensamiento astrológico presupone la existencia de arquetipos – principios primordiales atemporales que subyacen e informan la textura del mundo material – reconoce una dimensión de la realidad que no puede ser detectada utilizando las técnicas de la ciencia moderna. Bajo la influencia del positivismo materialista, la ciencia sólo reconoce la existencia de dimensiones ocultas e invisibles de la realidad si estas pueden ser accesibles a través del uso de dispositivos que extienden el rango de nuestros sentidos, tal como los microscopios, telescopios o sensores que detectan diversas franjas de radiación electromagnética. La dimensión arquetipal claramente no cae en esta categoría.
La tendencia a interpretar el mundo en términos de principios arquetípicos emergió en la antigua Grecia y fue una de las más llamativas características de la filosofía y cultura griega. Los arquetipos pueden ser vistos desde muchas perspectivas diferentes. En las épicas Homéricas, toman la forma personificada de figuras mitológicas, deidades, como Zeus, Poseidón, Hera, Afrodita o Ares. En la filosofía de Platón fueron descritos como principios metafísicos puros, las ideas trascendentales o Formas, que poseían una existencia independiente por sí mismas en un plano inaccesible a los sentidos humanos ordinarios. En tiempos modernos, C. G. Jung trajo el concepto de arquetipo a la psicología moderna, describiéndolos primariamente como principios psicológicos. (1) A pesar de todos los esfuerzos de Jung en sus intentos de formular su teoría basado sólo en la observación empírica de la psique, la existencia de arquetipos es con frecuencia ignorada o desacreditada por la ciencia establecida.
Tercero, otro obstáculo mayor para considerar seriamente a la astrología es el pensamiento exclusivamente determinista de la ciencia Occidental. El universo es visto como una cadena mecánica de causas y efectos y el principio de la causalidad lineal determinista es considerado obligatorio para todos los procesos del universo. Una inquietante gran excepción a esta regla, el origen del universo y la cuestión de la “causa de todas las causas,” es raramente mencionada en las discusiones científicas. La causalidad determinista es el único tipo de influencia que muchos críticos de la astrología pueden imaginar y tomar en consideración. Y la idea de un efecto material directo de los planetas en la psique y en el mundo es, por supuesto, implausible y absurdo.
Finalmente, el énfasis que pone la astrología en el momento de nacimiento no hace ningún sentido en la psicología académica y la psiquiatría, que generalmente no ve el parto biológico como un evento psicológicamente relevante. Los psiquiatras académicos y clínicos usan típicamente un marco de referencia conceptual estrecho, que se limita a la biografía post-natal y el inconsciente individual Freudiano. No suelen reconocer el nivel perinatal del inconsciente, pertinente a la memoria profundamente anclada del trauma del nacimiento y su poderosa influencia en la personalidad adulta y las experiencias biográficas. El rechazo de la significación psicológica del nacimiento está basado en el supuesto, altamente cuestionable, de que el cerebro del recién nacido no puede registrar el impacto traumático de la experiencia del nacimiento, porque el proceso de mielinización (formación de las vainas grasosas de mielina que cubren las neuronas) en su cerebro no está completamente desarrollado al momento del nacimiento.

Evidencia para la Astrología en la Investigación Holotrópica
              Desde los años 1950, sin embargo, varias décadas de investigación sistemática en estados holotrópicos han generado vastas cantidades de datos que socavan estas suposiciones básicas de la ciencia materialista y aportan evidencia en apoyo de la astrología. Estas observaciones revelan:

  1. la existencia de experiencias transpersonales que apuntan a un cosmos con alma, permeado de conciencia e inteligencia creativa  
  2. la posibilidad de tener experiencias directas de realidades espirituales, incluyendo figuras arquetípicas, motivos y campos, y validación empírica de la autenticidad de esas experiencias 
  3. la crítica importancia psicodinámica de la experiencia del nacimiento para el desarrollo psicológico y la vida del individuo
  4. la existencia de sincronicidades que representan una importante y viable alternativa al principio de causalidad mecánica
  5. las impresionantes correlaciones entre la psicodinámica del proceso de nacimiento y los arquetipos planetarios asociados con los cuatro planetas exteriores 
  6. el extraordinario potencial predictivo de los tránsitos astrológicos para la naturaleza, el tiempo y el contenido de estados holotrópicos de conciencia 
  7. el reconocimiento de la profunda conexión entre el patrón arquetípico de las cartas natales y los Sistemas de Experiencia Condensada (COEX) en la psique individual 
  8. la relación entre los tránsitos astrológicos mundiales y los patrones de incidencia de diagnóstico de psicopatologías 
1. Evidencia de un Cosmos con alma: el estudio de estados holotrópicos de conciencia ha traído evidencia fuerte de que las experiencias transpersonales no pueden ser desestimadas como irrelevantes productos psicóticos. El hecho de que estas experiencias aparentemente proveen acceso a información nueva y precisa sobre varios aspectos de la existencia sugiere fuertemente que son fenómenos sui generis. Hemos observado innumerables casos en los que los sujetos describen información sobre eras pasadas o eventos históricos específicos, o descripciones subjetivas detalladas de conducta animal o vida vegetal, que el individuo no conocía ni había tenido acceso previo a la experiencia, e incluso resulta acertado al ser puesto a prueba mediante la investigación subsecuente. Desafiando los supuestos más fundamentales de la ciencia materialista, las experiencias transpersonales sugieren que la conciencia humana está en un continuo con la naturaleza interior del universo, que desde esta perspectiva parece ser una red unificada de eventos en la conciencia, permeada por la interioridad y la inteligencia. Tales experiencias proveen evidencia empírica que sugiere que la psique humana individual es parte de una psique más amplia que no tiene bordes y es esencialmente conmensurable con toda la existencia. Confirman entonces un principio básico de muchos sistemas esotéricos, incluyendo a la astrología de que el microcosmos se “espeja” con el macrocosmos. Esta noción, que parece completamente absurda desde la perspectiva de la ciencia mecanicista, en las décadas recientes ha recibido un apoyo inesperado de parte de sendas nuevas teorías y desarrollos en las ciencias. El desarrollo de los lásers, la holografía óptica, el modelo holográfico de la realidad en la física cuántica de David Bohm, el modelo holográfico del cerebro de Karl Pribram, han sugerido posibilidades radicalmente nuevas, concernientes a la relación entre la parte y el todo. (2)


2. Evidencia empírica de la existencia de arquetipos: Los estados holotrópicos proveen acceso experiencial directo a dimensiones espirituales o numinosas de la existencia, incluyendo los arquetipos. Esto es importante porque el concepto de arquetipo es esencial para la astrología, como está siendo entendida aquí. Como hemos visto, en el siglo veinte C. G. Jung revivió la antigua idea de los arquetipos y los introdujo en la psicología profunda moderna en la forma de principios psicológicos, patrones primordiales organizadores de la psique. Él y sus seguidores exploraron y describieron con gran detalle el importante rol que juegan los arquetipos en la vida de los individuos, las naciones y la naturaleza. Muchos artículos y libros profesionales, así como de la literatura popular, escritos por autores con una orientación Junguiana, sugieren que nuestras características personales y comportamiento reflejan las dinámicas de poderosos principios arquetípicos y que representamos típicos temas arquetipales en nuestra vida cotidiana. (3)
La mayoría de los psicólogos y psiquiatras académicos hasta ahora han considerado la idea de Jung de los arquetipos como infundada y especulativa y han rechazado tomársela en serio. Sin embargo, la investigación moderna en la conciencia ha confirmado la existencia de arquetipos más allá de cualquier duda razonable, mostrando que en estados holotrópicos de conciencia pueden incluso ser directamente experienciados. He publicado en otros contextos casos históricos ilustrando cómo las experiencias transpersonales involucrando arquetipos pueden proveer nueva información sobre realidades mitológicas de culturas desconocidas para quien tiene la experiencia y abrir nuevas posibilidades terapéuticas (Grof, 1985, 1988, 1992, 2000, 2006).
Una importante característica de los arquetipos es que no están confinados al, ni se originan en el cerebro humano, sino que operan desde esferas transpersonales y ejercen una influencia sincrónica tanto sobre las psiques individuales como en el mundo físico. El matrimonio entre la astrología y la psicología arquetipal basado en el trabajo de Jung, representa un avance extraordinario en ambos campos. Trae la precisión matemática de la astronomía hacia el mundo interior e imaginativo que señala la psicología profunda, enriqueciendo enormemente tanto las posibilidades de especulación teórica, como las predicciones clínicas.

3. Significado psicológico del nacimiento: El trabajo con estados holotrópicos ha corregido la sorprendente equivocación de mucha de la psiquiatría académica, de que la única manera en la que el parto biológico puede tener alguna consecuencia en la condición mental del individuo, su vida emocional y su conducta, es si ha causado daño irreversible a células del cerebro. He observado en innumerables ocasiones que esta experiencia desafiante deja una poderosa impronta en las emociones y las sensaciones físicas que, en interacción con eventos postnatales, son instrumentales en el desarrollo de varios desordenes emocionales y psicosomáticos. Adicionalmente, el patrón general de nuestro nacimiento tiende a verse reflejado en la manera en la que manejamos las vicisitudes de nuestra vida y abordamos proyectos y tareas demandantes. Hay también una evidencia impresionante de que lo que he llamado matrices perinatales en la psique de las personas individuales, pueden jugar un rol importante en la involucración de estos individuos con los eventos sociopolíticos colectivos y los movimientos culturales (deMause 1982, Grof 1998, 2000) Estas observaciones traen un apoyo importante para la astrología, que ha atribuído una significación mayor al momento del nacimiento como un precursor simbólico del propio patrón genérico de vida. También se relacionan con otro principio básico de la astrología que define precisamente la relación entre los eventos a gran escala y los sucesos en las vidas individuales. La evidencia astrológica hace tiempo que sugiere que los movimientos importantes y sucesos en la historia humana están correlacionados con posiciones planetarias en sus interrelaciones mutuas. Ha sugerido también que el grado y la naturaleza de la participación de los individuos en estos eventos colectivos y los accidentes específicos en sus vidas, refleja sus propios tránsitos planetarios, que representan la relación entre los tránsitos mundiales y las cartas natales personales.

4. El fenómeno de la sincronicidad: La tendencia a pensar en términos de influencias causales directas es una de las principales razones por las cuales la astrología ha sido tan vehementemente rechazada. Recuerdo una de mis discusiones con Carl Sagan sobre la psicología transpersonal durante la cual el calurosamente me dijo a mí y a otros: “La astrología es un total desperdicio; mientras estoy aquí parado, tengo más influencia sobre tí que Plutón.” Él claramente pensaba sobre este tema en términos de masas, distancias, fuerzas gravitatorias y otros términos físicos. Esta es una aproximación que pierde completamente el punto. Los críticos de la astrología como Carl Sagan no comprenden que los astrólogos están usando un paradigma sofisticado que asume una relación sincrónica entre los planetas, la psique humana y los eventos externos. Para comprender la astrología, debemos pensar en términos de sincronicidad.
              Richard Tarnas y yo hemos presentado juntos nuestros hallazgos al respecto de la relación entre psique y cosmos en numerosos cursos académicos de postgrado en el California Institute for Integral Studies (CIIS) en San Francisco, así como en talleres de entrenamiento transpersonal y seminarios públicos. Lo primero que siempre quisimos dejar en claro antes de discutir sobre este material, es que al hablar de correlaciones de experiencias y eventos con movimientos planetarios y aspectos, de ninguna manera estamos implicando que hay una influencia causal lineal de los cuerpos celestes en la psique humana o en sucesos en el mundo material.
Una manera más plausible de pensar la astrología puede ser ilustrada con un simple ejemplo. Cuando miro mi reloj, que muestra la hora correcta, y veo que son las siete en punto, puedo inferir que todos los relojes en la misma zona horaria, que están configurados con la hora correcta, muestran también que son las siete en punto. Aún más, puedo asumir con certeza razonable que, si prendo la televisión, podré ver las noticias de las siete, o que están esperando mi llegada al restaurant donde hice una reserva a las siete. Esto naturalmente no significa que mi reloj tiene una influencia directa sobre otros relojes del ambiente, que causa las noticias en televisión, o interactúa con las conciencias del personal del restaurant. Todos estos eventos están simplemente sincronizados en relación al tiempo astronómico, una dimensión oculta que está operando “detrás de escena” y no puede ser directamente percibida.
              De la misma manera, el pensamiento subyacente a la astrología sugiere que en el esquema universal de los movimientos de los planetas y los aspectos geométricos que están formando, están correlacionados con las dinámicas arquetípicas ocultas que dan forma a los eventos del mundo fenoménico. La visibilidad de los planetas permite que sean usados para inferir qué está ocurriendo en el mundo de los arquetipos, o usando el ejemplo anterior, qué “tiempo” hace en el mundo arquetipal. Sucesivamente, su relación angular a las posiciones de los planetas en nuestra carta natal (tránsitos) parece indicar cómo se manifiesta esta situación en nuestra vida personal.
              El principio de sincronicidad como una alternativa significativa a la causalidad lineal fue primero descripta comprensivamente por Jung. Según él, la sincronicidad es un principio de conexión acausal que se refiere a coincidencias significativas de eventos separados en el tiempo y/o el espacio.(4) Mientras que Jung tenía un interés particular sobre las coincidencias en la vida, estaba particularmente interesado en esos conjuntos de coincidencias en los cuales varios eventos externos estaban significativamente conectados con experiencias internas, como los sueños, fantasías y visiones. Definió la sincronicidad de este tipo como una “ocurrencia simultánea de cierto estado psíquico con uno o más eventos externos, que aparecen como paralelismos significativos al estado subjetivo momentáneo.”(5)
A causa de la profundamente arraigada creencia moderna en la causalidad determinista como una ley central de la naturaleza, Jung durante muchos años dudó en publicar sus observaciones de eventos que rechazaban encajar en este molde. Pospuso la publicación de su trabajo sobre este tema hasta que él y otros habían recolectado literalmente cientos de ejemplos convincentes de sincronicidad, dándole absoluta seguridad de que tenía algo válido para reportar. También fue importante para él, que fue alentado a desarrollar su concepto de sincronicidad por dos pioneros de la física moderna, Albert Einstein y Wolfgang Pauli.
              En el trabajo con estados holotrópicos, la ocurrencia de instancias sorprendentes de sincronicidad es tan común que no deja duda alguna acerca del hecho de que representa una importante alternativa a la causalidad mecánica como un principio conector. En la práctica meditativa, la terapia psicodélica, el trabajo de respiración holotrópica, y las crisis psicoespirituales espontáneas (“emergencias espirituales”), el material de fantasía que emerge del inconsciente suele entrar en un interjuego complejamente creativo con varios aspectos de la realidad consensuada, coincidiendo con eventos externos de maneras que sugieren fuertemente una conexión subyacente de significado que no está simplemente siendo proyectada por el individuo. Este fenómeno desafía nuestros supuestos más fundamentales sobre la realidad, dado que llama a cuestionar la tajante distinción que solemos hacer entre los mundos internos y externos.
              Un ejemplo típico es la incidencia de sincronicidades extraordinarias en las vidas de personas en terapia holotrópica que están involucradas en revivir e integrar conscientemente la memoria del nacimiento biológico – un proceso que he hallado fundamental para la transformación y la resolución de varias formas de patología física y psicológica. Durante las sesiones holotrópicas, cuando el proceso de exploración interna lleva a los participantes cerca de la experiencia de “muerte del ego”, pero ésta no se llega a completar, los individuos suelen encontrarse en sus vidas cotidianas con una acumulación sorprendente de situaciones peligrosas, heridas y accidentes. Es importante enfatizar que me estoy refiriendo a eventos que son causados por otras personas o circunstancias externas y no son el resultado de tendencias autodestructivas de los sujetos mismos.
Cuando estas personas tienen la experiencia de muerte total del ego y renacimiento psicoespiritual, mediante el trabajo consciente a través del trauma sin resolver del nacimiento biológico, esas situaciones tienden a desvanecerse tan mágicamente como se habían empezado a desarrollar. Parece que en esta etapa de transformación personal el individuo debe lidiar con el tema de la destrucción y la pérdida, pero tiene la opción de experimentarlo como un proceso interno o como un evento externo de la vida real. Esto es exactamente lo que los astrólogos observan en relación con el efecto de los tránsitos planetarios difíciles, cuando las raíces más profundas de patrones de conducta inconscientes y potencialmente destructivos asociados a estos tránsitos, pueden ser traídos a la atención consciente y trabajados en sesiones terapéuticas, en vez de encontrarse lidiando con ellos en el mundo.
              Sincronicidades igual de marcadas están asociadas con varias formas de experiencias transpersonales. Lo que se siente como experiencias de vidas pasadas suele estar fuertemente acompañado de eventos sincrónicos, y son también muy frecuentes a la hora de la confrontación interna con figuras y motivos arquetípicos. Por ejemplo, cuando la gente involucrada en un intenso proceso interno está lidiando con temas del Ánimus, Ánima, Anciano Sabio, Gran Madre, o Madre Devoradora, los representantes humanos apropiados para esas figuras aparecen en su vida cotidiana.
              De manera similar, cuando una persona tiene una poderosa experiencia chamánica que involucra un espíritu guía animal, este animal puede aparecer súbitamente de varias maneras en la vida de esta persona con una frecuencia que está más allá de cualquier probabilidad razonable. También ha sido la experiencia de muchas personas que se involucraron desinteresadamente en un proyecto que había sido inspirado desde el campo transpersonal de la psique, que tienden a ocurrir sincronicidades extraordinarias que hacen el trabajo sorprendentemente fácil.

5. Correlaciones entre las psicodinámicas del proceso de nacimiento y los arquetipos planetarios: La primer indicación de que podría haber alguna conexión extraordinaria entre la astrología y mi investigación de estados holotrópicos, fue el reconocimiento de Richard Tarnas de que los individuos que experimentaban un progreso psicológico importante y un despertar, tendían en ese tiempo a estar pasando por tránsitos personales involucrando al planeta Urano, frecuentemente en combinación con Júpiter, mientras que quienes atravesaban períodos más difíciles y psicológicamente constreñidos tendían a estar atravesando tránsitos involucrando a Saturno. Eventualmente, él se dio cuenta de que esta simple dicotomía era parte de patrones mucho más complejos de correlación involucrando a todos los planetas y un amplio rango de condiciones psicológicas y estadios de transformación.
              Una observación particularmente notable fue la comprensión de Tarnas de que la descripción de los patrones de experiencia asociados con los estadios del nacimiento biológico mostraban similitudes sorprendentes con los cuatro arquetipos que los astrólogos han correlacionado empíricamente con los cuatro planetas externos de nuestro sistema solar. (6) Mi descripción de la fenomenología de las cuatro matrices perinatales básicas (BPM), pertinentes a los diferentes estadios del proceso de nacimiento, estaba basado en observaciones clínicas hechas bastante independientemente durante muchos años antes de que supiera nada sobre astrología.
A modo de breve resumen: tanto en sus formas positiva y negativa, la primer matriz perinatal (BPM I) refleja inequívocamente el arquetipo que los astrólogos asocian con Neptuno. El aspecto positivo de BPM I incluye revivir episodios de existencia intrauterina sin perturbación, así como las experiencias concomitantes de disolución de barreras, experiencias de fusión interpersonal, éxtasis oceánico, sentimientos cósmicos de unidad, trascendencia del espacio y tiempo, y conciencia de la dimensión mística y numinosa de la realidad. Los aspectos negativos de BPM I están asociados a experiencias regresivas de perturbaciones prenatales. Aquí la disolución de bordes no es mística sino psicótica en su naturaleza; lleva a la confusión, el delirio, un sentido de envenenamiento químico, distorsiones metafísicas bizarras, y percepciones paranoicas de la realidad. Esta matriz tiene también una conexión psicodinámica con la intoxicación alcohólica, narcótica y la adicción. Todas estas cualidades, tanto positivas como negativas, son las que los astrólogos asocian al arquetipo de Neptuno.
              La segunda matriz perinatal (BPM II) representa el estadio cuando las contracciones uterinas comprimen periódicamente al bebé, pero la cérvix está todavía cerrada y parece “no haber salida”. Características prominentes de esta matriz incluyen la preocupación con el envejecimiento y la muerte, pruebas dificultosas y trabajo duro, depresión, opresión, constreñimiento, déficit, escasez e inanición. Esta matriz también trae sentimientos de inadecuación, inferioridad, soledad y culpa. Está asociada al escepticismo y a una visión profundamente pesimista de la existencia, una crisis de sentido aplastante, la inhabilidad de disfrutar de nada, una pérdida de cualquier conexión con la dimensión divina de la realidad. En astrología, estas cualidades han sido vistas como atributos del lado más desafiante del arquetipo de Saturno.
              La correspondencia astrológica precisa de la tercer matriz perinatal (BPM III) es particularmente extraordinaria y sorprendente, dado que esta matriz representa una combinación inusual de temas característicos del estadio final del nacimiento biológico, incluyendo una fuerza de empuje implacable, la liberación de energías titánicas, agonía y éxtasis Dionisíaco, nacimiento, sexo, muerte, renacimiento, eliminación y escatología. Debemos también mencionar aquí los motivos de erupción volcánica, pirocatársis, fuego purificador, y el inframundo – urbano, criminal, psicológico, sexual y mitológico. Astrológicamente todos estos son vistos como atributos de Plutón, el arquetipo de la energía primordial – el principio dinámico detrás de la creación cósmica, la fuerza de vida universal que propulsa la evolución en la naturaleza y en la sociedad humana (Kundalini Shakti en la mitología hindú), así como la energía de destrucción (la devoradora Diosa Madre Kali). Plutón es asociado con los procesos biológicos fundamentales del nacimiento, el sexo y la muerte, los procesos transformadores de la muerte y resurrección psicoespiritual, y las fuerzas instintivas en el cuerpo y la psique (el Ello Freudiano). Representa los elementos ctónicos de la existencia, el inframundo, sea en un sentido físico literal (subterráneo, infraestructura de la metrópolis), en un sentido metafórico (zonas rojas, crimen organizado), en el sentido psicológico (lo inconsciente), o en un sentido mitológico, arquetipal, en el que el dios romano Plutón (el Hades griego) era el gobernante del inframundo – todos temas que figuran prominentemente en la fenomenología de la tercer matriz perinatal.
              Finalmente, la fenomenología de la cuarta matriz perinatal (BPM IV) – la experiencia de emergencia del canal de parto – está cercanamente relacionada al arquetipo que los astrólogos han asociado consistentemente con el planeta Urano. BPM IV representa el último estadio del parto, donde la incomodidad y las presiones culminan y son resueltas en una liberación explosiva. Esto está señalado por características tales como la resolución inesperada de una situación difícil, atravesar y trascender barreras, insights brillantemente iluminadores, liberación Prometeica y epifanía, emergencia repentina a un nuevo nivel de conciencia, y liberación radical de constricciones previas. Todos estos temas son asociados por los astrólogos con el planeta Urano, representando el principio astrológico del cambio súbito, la sorpresa, la rebelión contra el status quo, la actividad revolucionaria, la liberación, el despertar espiritual, y el progreso emocional e intelectual. Adicionalmente, gobierna el colapso súbito de las estructuras establecidas, los impulsos y eventos disruptivos y desestabilizantes, el individualismo y la originalidad, el insight revolucionario, el genio creativo y la inventiva. El lado sombrío del arquetipo de Urano encuentra su expresión en la anarquía, la excentricidad infructuosa, y la actuación indiscriminada en contra de limitaciones y leyes de todo tipo, que corresponde remarcablemente a la observación clínica de experiencias perinatales de BPM IV que han sido procesadas inadecuadamente – actividad maníaca e inflación, conducta irresponsable sin restricciones, energía creativa sin bajada a tierra y pasajes al acto anárquicos de variado tipo.

6. Correlaciones entre Estados Holotrópicos y Tránsitos Planetarios: Incluso más sorprendente que estos notables paralelismos entre la fenomenología de las matrices perinatales y los temas asociados con los arquetipos planetarios, fue el descubrimiento de Tarnas de que en los estados holotrópicos, la confrontación experiencial con estas matrices ocurre regularmente en tiempos en que los individuos involucrados están teniendo importantes tránsitos de los planetas correspondientes. A través de los años, hemos sido capaces de confirmar este hecho con miles de observaciones específicas.
              Por ejemplo, durante tránsitos de Saturno-Plutón, un individuo en una sesión holotrópica es más probable que tenga experiencias de extrema opresión y constricción, de terror y pavor, de apocalipsis inminente, de conflicto entre libertinaje instintivo y control punitivo, culpa y vergüenza. Estos tránsitos también están asociados a la confrontación con el poder demoníaco y con las fuerzas abrumadoras de la oscuridad. Juntos, Saturno y Plutón son asociados tanto con la segunda como la tercera matriz perinatal, y la transición entre la sensación de “sin salida”, el juicio y la condena eterna, asociadas con el BPM II, al sufrimiento purgatorio y la violenta lucha de muerte-resurrección asociada al BPM III. En estados holotrópicos de conciencia que ocurren durante estos tránsitos, la fenomenología de ambos BPMs, como el ahogo y la sofocación, o presiones psicosomáticas inmensas asociadas con la constricción en el útero y el pasaje a través del canal de parto, suele ser evidente.
              Bajo los tránsitos de Júpiter-Urano, en contraste, los estados holotrópicos son más frecuentemente caracterizados por la experiencia de liberación repentina de una situación difícil u opresiva, progresos creativos, emergencia inesperada y jubilosa a un nuevo y luminoso mundo, o el sentimiento expansivo de nuevas vistas y posibilidades a ser exploradas. Más problemáticamente, esta combinación arquetipal está también asociada con la experiencia de la excitación frívola y la euforia maníaca que puede acompañar la transición al BPM IV previa a la completa resolución del proceso psicoespiritual de muerte-renacimiento.
              Cuando usamos la astrología en el trabajo con estados holotrópicos, la complejidad de las interpretaciones aumenta con el número de tránsitos planetarios ocurriendo durante el mismo tiempo, y con el número de planetas involucrados en ellos. En muchas instancias, dos o más tránsitos importantes están operando simultáneamente y sus energías pueden estar en conflicto una con la otra, produciendo complejas combinaciones y fusiones dialécticas de las fuerzas arquetípicas involucradas. Una interpretación comprensiva requiere un astrólogo experimentado evaluando una situación específica y mirando la carta natal y los tránsitos como un campo unificado y una Gestalt integral. Casos históricos específicos de estas extraordinarias correlaciones serán explorados en un número posterior de la revista Archai.

7. La Base Arquetípica de los Sistemas de Experiencia Condensada (COEX): La astrología natal y de tránsito ha provisto un entendimiento más profundo de otro importante concepto que ha emergido de mi investigación en psicodélicos y holotrópica. He notado muy temprano en el transcurso de este trabajo, que las memorias emocionalmente relevantes de mis clientes no estaban almacenadas en el inconsciente como un mosaico de impresiones aisladas, sino constelados de formas complejas y dinámicas. Acuñé para estos agregados de memoria el nombre de Sistemas COEX, que es la expresión corta para “sistemas de experiencia condensada.” Un sistema COEX consiste en memorias con carga emocional de diferentes períodos de nuestra vida, que se parecen entre sí en la cualidad de la emoción y de la sensación física que comparten.
              Cada COEX tiene un tema básico que permea todas sus capas y representa su denominador común. Las capas individuales entonces, contienen variaciones de este tema básico, que ocurrieron en diferentes períodos de la vida de la persona. Todas las constelaciones COEX parecen estar superpuestas sobre y ancladas en el trauma de nacimiento y están dinámicamente relacionadas a alguna de las matrices perinatales o a algún aspecto específico en relación a esto. Sin embargo, un típico sistema COEX alcanza incluso más allá y sus raíces profundas consisten en varias formas de fenómenos transpersonales, como experiencias colectivas históricas, experiencias de vidas pasadas, arquetipos Junguianos, identificación consciente con varios animales, y otras.
              La refinación más reciente de mi comprensión de las dinámicas COEX fue el sorprendente descubrimiento de que la naturaleza y el contenido de sistemas COEX importantes en la psique de un individuo tiende a mostrar llamativas correlaciones con aspectos planetarios mayores en su carta natal astrológica. Adicionalmente, el tiempo en el que ocurrieron los eventos biográficos que constituyen las varias capas de los sistemas COEX parecen coincidir con gran consistencia con períodos en los que se estaban moviendo tránsitos planetarios significativos a través de precisamente aquellos aspectos natales. Estos descubrimientos echan nueva luz sobre las interconexiones dinámicas entre lo biográfico, lo perinatal, y los constituyentes transpersonales de los sistemas COEX que he observado repetidamente en mi trabajo clínico.
              Debido a estas correlaciones sorprendentemente consistentes, he llegado a considerar a la astrología, particularmente la astrología de los tránsitos, como la tan buscada “Piedra Rosetta” de la investigación en la conciencia, proveyendo una clave esencial para comprender la naturaleza y el contenido de los estados holotrópicos o no ordinarios de conciencia, tanto espontáneos como inducidos. Mientras las correlaciones concernientes a experiencias del pasado son de interés teórico primario, examinar los tránsitos actuales puede ser extremadamente útil en el trabajo con individuos atravesando “emergencias espirituales,” y la posibilidad de hacer predicciones impresionantemente precisas sobre el carácter arquetípico de los estados no ordinarios basado en los tránsitos futuros, es una herramienta invaluable para planificar las sesiones psicodélicas y holotrópicas.

8. Tránsitos Mundiales y Diagnósticos Psicológicos: Los teóricos y clínicos en el campo de la psicología, tratando de establecer un sistema clasificatorio fijo de los diagnósticos psiquiátricos, han expresado su continua frustración al respecto de la falta de correspondencia entre las descripciones de las categorías diagnósticas y las imágenes clínicas que en realidad encuentran al trabajar con sus pacientes. Al día de la fecha, está vigente la cuarta versión revisada oficial del Manual Diagnóstico y Estadístico Americano (DSM-IV). A pesar de que hay muchos factores detrás de tales revisiones, desde un punto de vista astrológico, el cambio continuo en la imagen clínica es comprensible, al menos en parte, en términos del constante movimiento de las dinámicas arquetípicas de la psique colectiva, que asimismo se ve que corresponden con los movimientos en las relaciones angulares entre los planetas estudiados en los tránsitos mundiales.
              Como ha mostrado la investigación de Richard Tarnas, cuando dos o más planetas en sus respectivos ciclos se mueven hacia alineaciones mayores en el cielo en varios períodos de la historia, el campo arquetipal combinado que se asocia con estos planetas, tiende consistentemente a dar a estos períodos un cierto sabor experiencial y determinar, en un nivel arquetipal, el carácter subyacente de su Zeitgeist. Este fenómeno es particularmente significativo y duradero cuando involucra combinaciones de planetas externos de Júpiter a Plutón, como en la conjunción de Urano-Plutón en los 1960s, o la conjunción Urano-Neptuno al final de los 1980s y 1990s.(7) Al momento de tales alineaciones planetarias mayores para todo el mundo, los complejos arquetípicos correspondientes pueden volverse personalizados para individuos, particularmente si forman tránsitos mayores a planetas específicos en sus cartas natales. Psicológicamente, estos alineamientos pueden ser reflejados en tendencias hacia desordenes emocionales o psicosomáticos específicos. Como resultado, los psiquiatras de diferentes décadas no encuentran precisamente los mismos fenómenos que sus colegas de tiempos anteriores. La psicopatología, entonces, parece variar de acuerdo a la naturaleza de los tránsitos mundiales corrientes y los tránsitos personales de los individuos específicos. Esta variación sugiere un factor posible de por qué la creación de un DSM-IV fijo y válido universalmente, parece ser intrínsecamente problemática.
              Pero esa no es la historia completa. En los cursos anuales que enseñamos Richard Tarnas y yo en el California Institute for Integral Studies, discutimos sobre las principales escuelas de la psicología profunda y analizamos las cartas astrales de sus fundadores. Pronto se hizo visible para nosotros, que aparentemente los aspectos planetarios mayores en las cartas natales de estos pioneros – Freud, Jung, Rank, Reich, Klein y otros – se parece bastante al carácter específico de sus teorías psicológicas. Las diferencias entre sus psicologías se volvieron inteligibles como un reflejo de sus propias orientaciones arquetípicas básicas, lo que era a su vez discernible a partir de sus alineamientos planetarios natales. Al contrario de la autoimagen convencional de los psicoanalistas, era claro que la variedad de pioneros psicoanalíticos no fueron capaces de estudiar las psiques de sus clientes objetivamente y hacer conclusiones generales que se mantuvieran válidas indefinidamente. Más bien, veían inevitablemente los problemas de sus clientes a través de plantillas perceptuales subjetivas, sus propias lentes distorsionadoras, correspondientes a los aspectos planetarios en sus cartas natales y sus tránsitos personales al momento de sus observaciones clínicas. (8)
              Con la excepción de los desórdenes determinados orgánicamente, la psiquiatría no tiene un conjunto fijo de fenómenos para estudiar. El resultado de cualquier investigación sobre desórdenes emocionales y psicosomáticos que no son orgánicos, está determinado por un interjuego complejo de un número de factores, entre los cuales debe incluirse la carta astrológica del investigador/a y sus tránsitos al momento de la observación; los aspectos planetarios para el mundo entero que definen el Zeitgeist de un período en particular; y los tránsitos personales que colorean las experiencias de los clientes.
La imagen de la psiquiatría como disciplina que posee descripciones concisas y fijadas de condiciones patológicas transtemporales, y un armamento de remedios específicos e intervenciones, es una ilusión. La única aproximación viable, dado el cambiante contexto arquetipal, es describir los desórdenes psiquiátricos en términos de relaciones y herramientas que pueden ser usadas para analizar la situación en cualquier momento en particular y caracterizarla con los términos de la fenomenología de las experiencias del cliente, y su relación con los tránsitos planetarios. También es necesario como colectivo, que tomemos en consideración los aspectos planetarios globales y los tránsitos y la carta del investigador mismo.


Implicancias de la investigación holotrópica y la Astrología Arquetipal

Mientras que todas las observaciones hechas desde la investigación transpersonal apuntan a una visión del mundo y una teoría de la personalidad que está en consonancia general con la astrología, la investigación en estados holotrópicos ha amasado un cuerpo significativo de evidencia que apoya bastante específicamente los supuestos fundamentales de la astrología. De todos modos, la civilización moderna Euro-Americana está bajo una influencia tan fuerte de la ciencia materialista que puedo decir desde mi propia experiencia que suele tomar años de investigación en estados holotrópicos y una extensa exposición personal a ellos, antes de que uno sea capaz de romper su hechizo y aceptar las revisiones radicales que deben ser hechas a nuestra comprensión de la psique humana y la naturaleza de la realidad para acomodar los nuevos datos. La amplia disponibilidad de observaciones desafiantes desde los estados holotrópicos y la astrología no pueden ser barajados por un mínimo trabajo de emparchamiento conceptual o un ajuste cosmético ocasional usando pequeñas hipótesis ad hoc. Más bien, requeriría una revisión de la visión moderna del mundo, haciendo añicos y reemplazando los supuestos metafísicos y las creencias más fundamentales de la ciencia materialista.
Las conexiones reveladas por la astrología son tan complejas, intrincadas, creativas y altamente imaginativas, que en mi opinión, apuntan fuertemente a un origen divino. Proveen evidencia convincente de un orden profundo y significativo que subyace a la creación y de una inteligencia cósmica superior que lo engendró. Adicionalmente, los hallazgos de la astrología natal y de los tránsitos, desafían el supuesto básico de la ciencia materialista de que el universo es esencialmente insignificante y de que no tiene una conexión especial con los seres humanos.
La convicción de que las leyes naturales no ofrecen un propósito discernible para los seres humanos ha sido más explícitamente expresada por el físico y cosmólogo Steven Weinberg. “Creo que no hay un significado que pueda ser descubierto por los métodos de la ciencia,” dijo en una entrevista. “Creo que lo que hemos encontrado hasta ahora – un universo impersonal que no está particularmente dirigido hacia los seres humanos – es lo que vamos a seguir encontrando. Y que cuando encontremos las leyes últimas de la naturaleza tendrán una cualidad escalofriantemente fría e impersonal.” (9)
La imagen de un universo profundamente significativo e interconectado, permeado por una inteligencia superior e incluyendo a cada individuo en su intrigante guion, eleva una pregunta muy interesante: ¿hay una visión del mundo comprehensiva, que pueda integrar los hallazgos de las ciencias naturales y la investigación moderna sobre la conciencia y, al mismo tiempo, incorporar a la astrología? A lo largo de los años, y no sin conflicto y tribulaciones, he llegado a la conclusión de que en efecto sí hay una visión del mundo que puede absorber y explicar mis experiencias y observaciones de la investigación en la conciencia, abrazando asimismo a la astrología. Es innecesario decir, sin embargo, que esta difiere diametralmente del sistema de creencias que domina la civilización moderna occidental.
He descripto esta visión del mundo en mi libro El Juego Cósmico: Exploraciones de las Fronteras de la Conciencia Humana (1998) y lo presenté también de manera condensada en un capítulo de mi libro Psicología del Futuro (2000). Esta visión de la realidad está basada en experiencias e insights en estados holotrópicos y enmarca el universo no como un sistema material, sino como un juego infinitamente complejo de la Conciencia Absoluta. Las escrituras Hindúes de la antigüedad describen una visión similar del cosmos, refiriéndose a los eventos del mundo fenoménico como lila, el juego divino. He tratado de mostrar en mis publicaciones previas que esta manera de ver el universo está volviéndose cada vez más compatible con varios avances revolucionarios en el nuevo paradigma de la ciencia (Grof 1985, 1998).
Si el cosmos es una creación de una inteligencia superior y no una supermáquina que se creó a sí misma, entonces se vuelve más plausible aún que la astrología pudiera ser uno de muchos órdenes incluidos en el tejido universal. Puede ser vista como un complemento útil e incluso necesario al campo de la ciencia tal como existe en la actualidad, más que un rival irreconciliable de la visión científica del mundo. Abrir conceptualmente esta posibilidad haría posible utilizar el gran potencial que porta la astrología como una herramienta clínica e investigativa en psiquiatría, psicología y psicoterapia, como también para una variedad de otras disciplinas.




Referencias
1. Más sobre la evolución de la perspectiva arquetipal, del mito en la antigüedad a la psicología moderna, ver “Archetypal Principles” de Richard Tarnas en este número de Archai, p.23-25; y C. G. Jung, The Archetypes and the Collective Unconscious, en Collected Works, vol. 9,1, trad. R. F. C. Hull (Princeton, NJ: Princeton University Press, 1959).
2. Ver por ejemplo, Michael Talbot, The Holographic Universe (New York: Harper Collins Publishers, 1991), y David Bohm, Wholeness and the Implicate Order (London: Routledge, 1980).
3. Ver por ejemplo Jean Shinoda Bolen, Goddesses in Everywoman: A New Psychology of Women (San Francisco: Harper and Row, 1984), y Gods in Everyman: A New Psychology of Men's Lives and Loves (San Francisco: Harper and Row, 1989). Ver también Joseph Campbell, Myths to Live By (New York: Bantam, 1972), y James Hillman, Re-Visioning Psychology (1975; repr. New York: HarperPerennial, 1992).
4. Ver C. G. Jung, Synchronicity: An Acausal Connecting Principle, en Collected Works, vol. 8, trad. R. F. C. Hull (Princeton: Princeton University Press, 1960).
5. Jung, Synchronicity: An Acausal Connecting Principle, par. 850.
6. He aprendido recientemente que esta correspondencia fue identificada independientemente por Dominique Levadoux, quien la ha discutido en numerosas ponencias en Francia durante años.
7. Ver Richard Tarnas, Cosmos and Psyche: Intimations of a New World View (New York: Viking, 2006).
8. Para ejemplos de este fenómeno, véase el artículo de Richard Tarnas, “Lo ideal y lo real”, en la sección 2 de esta entrega de Archai en la que brevemente exploramos la expresión del complejo arquetipal Saturno-Neptuno en el trabajo de Signund Freud y James Hillman.
9. Steven Weinberg, en una entrevista para el show de television PBS, Faith and Reason (http://www.pbs.org/faithandreason/transcript/wein-frame.html; acceso el 27 de mayo de 2009. Ver también Steven Weinberg, The First Three Minutes: Modern View of the Origin of the Universe (New York: Basic Books, 1998).

Bibliografía
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Bolen, Jean S. Goddesses in Everywoman: A New Psychology of Women. San Francisco: Harper
and Row, 1984.
———. Gods in Everyman: A New Psychology of Men’s Lives and Loves. San Francisco: Harper
and Row, 1989.
Campbell, Joseph. Myths to Live By. New York: Bantam, 1972.
deMause, Lloyd. Foundations of Psychohistory. New York: Creative Roots, 1982.
Grof, Stanislav. The Adventure of Self-Discovery. Albany, NY: State University New York Press,
1988.
———. Beyond the Brain: Birth, Death, and Transcendence in Psychotherapy. Albany, NY: State
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Grof, Stanislav with Hal Z. Bennett. The Holotropic Mind. San Francisco: Harper
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Hillman, James. Re-Visioning Psychology. 1975. Reprint, New York: HarperPerennial, 1992.
Jung, Carl. G. The Archetypes and the Collective Unconscious. Collected Works, vol. 9, part i.
Translated by R. F. C. Hull. Bollingen Series XX. Princeton: Princeton University
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———. Synchronicity: An Acausal Connecting Principle. Collected Works, vol. 8. Translated by
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Holotropic Research and Archetypal Astrology Stanislav Grof
Tarnas, Richard. Cosmos and Psyche: Intimations of a New World View. New York: Viking,
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———. The Passion of the Western Mind. 1991. Reprint, New York: Ballantine, 1993.
———. Prometheus the Awakener: An Essay on the Archetypal Meaning of the Planet Uranus.
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Weinberg, Steven. The First Three Minutes: Modern View of the Origin of the Universe. New
York: Basic Books, 1998.
———. Interview for the PBS television program, Faith and Reason. http://www.pbs.org/
faithandreason/transcript/wein-frame.html. Accessed May 27, 2009.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Qué placer. Vale la pena tomar la posta y explorar este campo de síntesis. ¿No es lo que ya estamos haciendo? Yo creo que sí. Aunque nos distraemos demasiado... Abrazo amigo Nicolás...

Nico Boque dijo...

Gracias Ale querido! es todo un desafío, caminar con los ojos fijos en la estrella... Abrazos

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